#TPHPAT: TRABAJAR PARA VIVIR, VIVIR PARA TRABAJAR
Creo que fue Confucio quien dijo eso de ‘Trabaja en algo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.’ No sé si fue él, pero no puede estar más equivocado. MENTIRA. Un trabajo es un trabajo. Punto. Y así debe ser.
Soy de las que siempre he colocado el curro en un puesto preferencial en mi piramide de Maslow, es más, soy de las que cuando me he considerado estancada, aburrida o hastiada he buscado nuevas oportunidades laborales o simplemente me he largado.
Vamos que de disfrutar en el trabajo sé un rato. Con poco más de 20 años tenía un puesto casi fijo en la tele y me pasé mucho tiempo conociendo gente de lo más interesante y descubriendo sitios a los que sólo se tiene acceso con una cámara y un carnet de prensa. A los 30 años cambié radicalmente y empecé a trabajar con dos de los sectores que más me han fascinado siempre: moda y música. La combinación perfecta. Desfiles, conciertos, eventos, viajes… el sueño de cualquiera (o al menos eso decís muchos de los que me seguís en redes y así me lo hacéis saber).
Pero cual es el problema de todo esto. Cuando de pronto tus opciones de ocio se convierten también en momentos laborales donde no sabes donde está el límite de trabajo o placer. Un bucle del que es complicado salir y que puede hacer que todo se desmorone. Porque sí, por mucho que te guste tu trabajo, por muy maravilloso que sea, es eso: Un trabajo. Porque hay compañeros que no son tan majos como te gustaría. Porque aunque te flipe el plan de rodaje que tienes para ese día probablemente tengas que madrugar más de la cuenta y además te haya venido la regla. Porque aunque diluvie tienes que hacer cientos de devoluciones de la ropa molonísima que te han dejado. Porque un trabajo es un trabajo, por mucho que te guste.
Y esto es algo que tendríamos que tener en cuenta, que luego vienen las frustraciones y los pensamientos que te atormentan; del tipo, si esto es lo que siempre he querido, ¿por qué hoy preferiría quedarme en casa viendo Netflix?
Así que sepamos compartimentar, intentemos elegir un trabajo al que nos apetezca ir, pero no nos sintamos mal si estamos deseando unas vacaciones y sobre todo, tengamos en cuenta que trabajamos para vivir, no vivamos para trabajar.
Pero qué razón llevas! A veces hay que poner un límite e irte de vacaciones y resetear. Pero lo más importante es trabajar en lo que te gusta, que no siempre se consigue y tú por lo menos tienes esa suerte!!
Un saludo
Gema Jaen
http://www.bellezaypercaleo.com
¡Si! Es verdad que soy una afortunada y a veces se me olvida dar gracias.