#TPHPAT ¿POR QUÉ NO FUNCIONÓ?
Hay relaciones que sabes que están abocadas al fracaso desde el minuto uno. Bueno, a lo mejor para no ser exagerda, desde el minuto dos. Cuando se te quita la venda del enamoramiento ciego te das cuenta de que la persona con la que pensabas que podías pasar el resto de tu vida solo existe en tu cabeza. La cosa termina acabando, más tarde o temprano, y si los dos sois medianamente adultos dejará paso a una buena serie de recuerdos. Pasando página.
Sin embargo hay otras ocasiones donde pasa todo lo contrario, según pasa el tiempo te das cuenta de que sí. De que esta vez ‘Cupido’ ha hecho bien su trabajo y que por fin has conocido a un tío de verdad, de los que se visten por los pies y contestan a las llamadas sin dar más vuelta de hoja a cuanto vas a tardar en devolver un whatsApp. Desde el principio las cosas funcionan bien, de hecho muy bien. Tenéis los mismos gustos, podéis hacer planes juntos o simplemente estar callados en compañía durante horas. Le caes bien a sus amigos, y lo que es más importante, ellos te caen muy bien a ti. Aun siendo una persona especialmente cauta en temas del corazón, vas bajando poco a poco la defensas y dejándote conquistar por lo que parece ser una relación normal. Sin prisa, pero sin pausa que diría el refranero tradicional.
Pero de pronto llega un día en que todo empieza a enfriarse (y ojo, que no estoy hablando de relaciones de años, de esas que pueden verse ahogadas por la monotonía y la rutina). Escasean los mensajes de buenos días, se espacian los encuentros… hasta desaparecer. Casi de la noche a la mañana. Tú, que te consideras una tía medianamente lista, repasas una y mil veces todo lo que ha pasado en las últimas jornadas y no eres capaz de encontrar diferencia alguna. Os lo pasasteis bien en el último concierto y se despidió cariñoso por la mañana. Parecíais felices. Los cónclaves con tus amigas no sirven para nada, porque en el fondo nadie entiende nada. ¡Y es que no hay nada que entender! Ni siquiera te ha dado tiempo a cagarla. Al parecer un día se hartó y decidió dar la callada por respuesta. Valiente decisión.
Esto que os cuento me ha pasado un par de veces. Prácticamente de la misma manera. Lo bueno es que con la edad empiezas a relativizar todo y ya por lo menos no pierdes el tiempo en hacerte preguntas extrañas ni exigir explicaciones que no vas a recibir. Te resignas, borras el número y a otra cosa mariposa. A mi me ayuda pensar que han ido al mismo sitio que los calcetines desparejados que no eres capaz de encontrar. ¿También tenéis algún ex en el limbo de los calcetines perdidos?
Fotos: Pinterest
Anitta, mi última historia fue en mayo y del mismo corte que tu segunda historia. La callada por respuesta, valiente decisión… En el limbo estará …. Antes me cabreaba, ahora también ahorro energías y borro su contacto y sus fotos… y me concentro en mis percales diarios. Más se perdió en la guerra…
Un saludo!
Gema Jaen
http://www.bellezaypercaleo.com
En estos casos si que es cierto eso de que mal de muchos… A mi me tranquiliza mucho el hecho de saber que no soy a la única que le pasa.